"Deja de pensar en la vida y resuélvete a vivirla". Paul
Coelho
¿Por qué hay personas que ante situaciones adversas, traumas y graves amenzas contra su salud, logran salir adelante y alcanzan el éxito pese a que todos los condicionantes apuntan hacia un desarrollo negativo?
La resiliencia es la capacidad de una persona o grupo para seguir
proyectándose en el futuro a pesar de acontecimientos desestabilizadores, de
condiciones de vida difíciles y de traumas a veces graves.
Michael Rutter, un pionero del estudio de la resiliencia, la define como 'un fenómeno manifestado por personas que evolucionan favorablemente, habiendo sido víctimas de estrés que, para la población general, supondría un riesgo serio con consecuencias graves'. A la idea de resistencia a la destrucción se añade otro componente: la capacidad de construir una vida significativa, ser resiliente no significa simplemente rebotar, sino crecer hacia algo nuevo.
Frente a las limitaciones que nos hacen vernos como
sujetos pasivos y reactivos, en la que somos considerados meras víctimas
de los cambios que acontecen en nuestro entorno, Susanne Kobasa y
Salvatore Maddi proponen el concepto de hardiness o personalidad resistente, apostando
por interpretaciones más optimistas del funcionamiento humano.
El concepto de personalidad resistente se desarrolla a través
del estudio de aquellas personas que ante hechos vitales negativos parecen
tener unas características de personalidad que les protegen. Así, se ha
establecido que las personas resistentes tienen un gran sentido del
compromiso, una fuerte sensación de control sobre los acontecimientos y
están más abiertos a los cambios en la vida, a la vez que tienden a
interpretar las experiencias estresantes y dolorosas como una parte más de
la existencia. Mientras que las personas no resistentes, mostrarían
carencias en el sentido del compromiso y una tendencia a considerar el
cambio como negativo y no deseado.
La personalidad resistente se asocia con una tendencia a percibir
los potenciales eventos traumáticos en términos menos amenazadores y sus
efectos están mediados por mecanismos de evaluación del ambiente y
por mecanismos de afrontamiento. De hecho, los componentes
que se han venido considerando claves en la descripción de la personalidad
resistente son tres conceptos claramente existencialistas: compromiso,
control y reto.
Compromiso: Las personas con compromiso poseen tanto las
habilidades como el deseo de enfrentarse exitosamente a situaciones de
ansiedad. Esta cualidad contribuye a mitigar la amenaza percibida de
cualquier estímulo estresante en un área específica de la vida.
Control: Las personas con control buscan explicaciones sobre el
porqué de los acontecimientos tanto en las acciones de los demás como en
su propia responsabilidad. Así, la capacidad de control permite al
individuo percibir en muchos de los acontecimientos consecuencias predecibles
debidas a su propia actividad, y en consecuencia, manejar los estímulos en
su propio beneficio, siendo capaces de interpretar los acontecimientos
problematicos e incorporarlos dentro de un plan personal de metas,
transformándolos en algo consistente con el sistema de valores del
organismo y no en perturbador.
Reto: Hace referencia a la creencia de que el cambio, frente a la
estabilidad, es la característica habitual de la vida. Así, la mayor parte
de la insatisfacción asociada a un evento estresante puede ser evitada al
entender el evento como una oportunidad y un incentivo para el crecimiento
personal, y no como una amenaza a la propia seguridad.
HE AMADO, HE REÍDO Y LLORADO.
TUVE MALAS EXPERIENCIAS, ME TOCÓ PERDER.
Y AHORA, QUE LAS LÁGRIMAS CEDEN,
ENCUENTRO TAN DIVERTIDO
PENSAR QUE HICE TODO ESO.
Y PERMÍTANME DECIR, SIN TIMIDEZ,
YO SÍ LO HICE A MI MANERA´.
YES, IT WAS MY WAY. Frank Sinatra
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