domingo, 8 de febrero de 2015

¡HAY ALTERNATIVAS! DEL BIEN COMÚN AL BUEN VIVIR (Sumak Kawsay).

Es evidente como en nuestro acontecer aparecen argumentos que nos urgen hacia una transformación social. La división y por ende la fatiga entre las propias ideas, el discurso muchas veces aprendido y no aprehendido y las acciones nos imposibilitan crear aquel lenguaje común tan imprescindible para iniciar el cambio.

En algunos espacios de reflexión social se insta a reformar el actual modelo de sociedad. En otros, en cambio se menciona al capitalismo como precursor de la actual situación de crisis que vivimos. Es por ello, que el cambio de paradigma no es una alternativa sino una necesidad. Después de muchos avatares sobre esta discusión aparece una mención especial  no solo en el actual contexto de crisis financiera sino en una más profunda y que vista de ser reflexionada, la denominada “crisis de valores”.

Comprender el Bien común supone un conocimiento respecto al paradigma de vivir en comunidad. Un reto que supone la deslegitimación de un modelo de vida individualista alimentado por la dictadura del mercado y aceptado a día de hoy en nuestra sociedad. Cuando hablamos de Bien Común mencionamos la apuesta por la creación de una sociedad basada en un sistema de relaciones y entendimiento, y supone por tanto un contexto de relaciones de colaboración, reciprocas, dinámicas y equitativas que aseguren el uso de determinados recursos de manera justa y sostenible.

Uno de los argumentos interesantes dentro de la filosofía  del Bien Común se encuentra en la repercusión social que ha generado en nuestras vidas la aparición de la llamada sociedad de la información y el conocimiento. En este caso, se plantean estrategias dirigidas a reflexionar por el acceso y uso equitativo de la información  y el conocimiento compartido.


A día de hoy, todo lo positivo de las nuevas tecnologías es muy susceptible de convertirse en espacios reproductores de desigualdad. Por lo tanto, la llamada exclusión de la información y el conocimiento de las personas suponen todo un reto educativo. En este caso, desde el Bien Común se plantean  facilitar espacios de diálogo y socialización de estos cambios, permitiendo a personas mayores, niñas/os y jóvenes la reflexión de la importancia de aprender desde un amplio espectro a través de acciones inclusivas. Es por ello, que aparecen propuestas como la cultura libre reivindicando la filosofía del acceso público al conocimiento.

Hablar de la Economía Del Bien Común es crear un conjunto de respuestas sociales basadas en una serie de principios básicos que representan valores humanos: Confianza, Honestidad, Cooperación, Responsabilidad, Generosidad y Compasión. También como propuesta política se basa en  la descentralización,  autogestión y la autogobernanza como estrategias para generar comunidad. En dichos casos se plantean modelos cuya relación se centra en alternativas de desarrollo económico, social e institucional, promoviendo un equilibrio entre la sociedad, las instituciones y la economía al servicio de las personas. Para ello, se menciona la importancia de la gestión social, combinando la acción colectiva, la voluntad institucional y el conocimiento. 

Pero, aparte de lo que plantea el Bien Común ¿existen en la actualidad alternativas de desarrollo al actual modelo capitalista? ¿Existen compromisos reales para cambiar el actual modelo de desarrollo?




La respuesta aparece en modelos que sirven de alternativas al desarrollo de las sociedades occidentales. Es ahí donde nace el Buen Vivir una propuesta que surge de la cosmovisión de las culturas indígenas andinas y de lo que ellos denominan “mejoramiento social”. Una idea que siempre está en permanente construcción y que toma en cuenta un planteamiento holístico sobre el camino que debe tener toda sociedad. Tal como lo menciona Alberto Acosta "Por la diversidad de elementos a los que están condicionadas las acciones humanas que propician el buen vivir, los bienes materiales no son los únicos determinantes hay otros valores en juego: el conocimiento, el reconocimiento social y cultural, los códigos de conductas éticas e incluso espirituales en la relación con la sociedad y la naturaleza, los valores humanos, la visión de futuro, entre otros."
A grandes rasgos,  el Buen vivir es una apuesta para deconstruir el tradicional concepto de desarrollo. La acumulación permanente de bienes materiales no tiene futuro. La responsabilidad es grande y compleja. Estamos ante la urgencia de reconstruir democráticamente una sociedad que no demuestra a día de hoy ser del todo democrática, que urge cuestionar su presente, porvenir y recuperar aquellos valores ilustrados de equidad, justicia, libertad, igualdad y corresponsabilidad.

 Nuestra obligación como ciudadanos y ciudadanas es blindar el curso de nuestro mejoramiento social o Buen vivir. Hay cosas que son innegociables entre ellas el acceso democrático, incluyente, la equidad, la justicia social,  la dignidad y el respeto por  la vida. Una sociedad en la que sea posible que todos y todas tengamos igualdad de oportunidades, donde lo individual y lo colectivo puedan encontrar un equilibrio con la naturaleza y donde el progreso económico se reconcilie con la ética, la justicia social y el bien común.

Para finalizar, el camino del Bien común al Buen vivir nos abre un paradigma que reconstruye a nuestro actual modelo de vida. Crea elementos para vivir en libertad, para dar crédito a nuestro tiempo histórico, para guiarnos en un saber más holístico, más plural, un saber humanizado y dotado de utopía por un mundo más justo, sostenible, ético, en síntesis un mundo mejor.