Todos los años
el PNUD (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo) publica el IDH[1] (Informe
de Desarrollo Humano), el cual tiene como objetivo facilitar una tendencia
global sobre el progreso humano en los estados que integran las Naciones
Unidas. Dicha medición nace inspirada en el concepto que plantea el desarrollo
como un proceso de ampliación de oportunidades y capacidades de las personas, en
detrimento de la idea de que el ser humano está al servicio de la utilidad
económica, idea en correlación a las aportaciones realizadas por Amartya Sen en
los años noventa. En el caso del IDH, dicho indicador se elabora basándose no
solo en los parámetros de crecimiento económico sino también de salud, equidad
de género, igualdad social y educación de cada país.
De
esta idea también aparece el Happy Planet Index, un indicador alternativo que
mide la felicidad de los países teniendo como base la esperanza de vida, la
huella ecológica y la percepción subjetiva de la felicidad de las personas que
integran un estado. Por tanto, también existen miradas que buscan trascender y
reconstruir aquel paradigma que sitúa al progreso, bienestar o al Vivir Bien
desde un plano puramente económico y utilitarista. Estas y otras tantas
propuestas se correlacionan con la idea de construir una mirada que busque
reinterpretar y humanizar el concepto de progreso, desarrollo y crecimiento.
Tablas: Arriba los diez países mas felices del mundo según el Happy Planet Index, abajo las veinte economías mas grandes del planeta.
En las sociedades contemporáneas el
actual sistema neoliberal ha pasado a ser un factor determinante en el rumbo de
nuestras vidas. Un ejemplo de ello es la influencia que ejerce en el sistema
educativo, el cual ha sido escenario reproductor de pensamiento en las
sociedades contemporáneas. El poder legitimador del docente, el fomento del
individualismo, la uniformidad de pensamiento y el estímulo a la competencia,
son alguno de los no valores que se enseñan. Dejando de lado el verdadero
compromiso de la educación: entender y construir contextos para transformar la
realidad a través del dialogo, el respeto a la naturaleza, el fomento de la
ética, la complementariedad, la solidaridad y la justicia social.
Aun así, aquel enfoque
de una educación social crítica comprometida con los valores anteriormente
citados, pone de relieve la necesidad de imaginar y construir una sociedad que
se sostenga bajo la ética del Bien Común. Los problemas globales siguen
resolviéndose de forma comunitaria, la crisis sistémica vivida en los últimos
años nos dejó la reflexión que siguiendo la estela del individualismo
seguiremos siendo presas de un sistema desigual que mira por unos intereses
individuales y no colectivos.
Por tanto,
utilizando el lenguaje en el que hemos construido significados con cierta
intencionalidad y vista la necesidad de una transformación urgente es
importante cuestionarnos ¿Hacia dónde caminamos? En nuestro horizonte de
esperanza que entendemos por ¿Vivir mejor? O ¿Vivir Bien? Dichas preguntas no
solo contestan a un sinfín de aspiraciones, ambiciones o anhelos. Pertenecen a
dos formas de vida ya que provienen de cosmovisiones diferentes, dos caminos,
dos paradigmas con finalidades distintas. Sin duda, bajo la lógica neoliberal
de occidente, la humanidad está sumida en el vivir mejor. Esta
forma de vivir implica ganar más dinero, tener más poder, más fama… que el
otro. El vivir mejor significa el progreso ilimitado, el consumo inconsciente;
incita a la acumulación material e induce a la competencia. Huanacuni, (2010)
Desde
la óptica de aquel Vivir Mejor como ya lo comentábamos anteriormente se sitúa
una manera intencionada en la que hemos construido significados abducidos por
el devenir del sistema al que pertenecemos. Solo basta con interiorizar un
cuestionamiento básico sobre cómo entendemos aquella visión de progreso a
través de la siguiente pregunta ¿Quiénes proveen los recursos que de forma
desmedida consumimos para la satisfacción de nuestro “Vivir mejor? Vale la pena
generar una crítica a nuestra actual forma de vida ya que pertenecemos a
sociedades que para alcanzar el “Vivir Mejor” muchas personas tienen que vivir
mal. No obstante, de dicha contradicción capitalista y al hilo del análisis que
Fernando Huanacuni realiza sobre el Vivir Mejor, aparece otra cosmovisión
inspirada en el Buen Vivir.
En la visión del vivir bien, la preocupación central no
es acumular. El estar en permanente armonía con todo nos invita a no consumir
más de lo que el ecosistema puede soportar, a evitar la producción de residuos
que no podemos absorber con seguridad. Y nos incita a reutilizar y reciclar
todo lo que hemos usado. En esta época de búsqueda de nuevos caminos para la
humanidad, la idea del buen vivir tiene mucho que enseñarnos. (Huanacuni 2010:33)
Por tanto, en el
análisis comparativo del “Vivir Mejor” respecto al “Vivir Bien” existe una
distinción superlativa en el proceso de cada una. El Vivir Bien se contrapone
al consumismo como estilo de vida, asimismo al derroche, a la explotación de
recursos naturales, humanos y al “todo vale” en pro de la satisfacción o
bienestar de unos pocos. Es decir, también pone un énfasis ético sustentado en
el Bien Común de cada comunidad “Estar mejor nosotros y ver a otros que están
peor no es Vivir Bien. Queremos que todos podamos vivir bien, queremos lograr
relaciones armónicas entre todos los pueblos” (Huanacuni 2010:33)
Para
finalizar, es preciso tener en cuenta la importancia de generar reflexiones
conjuntas ligadas a nuestra forma de vida. Además, plantear de forma critica la
posibilidad de construir comunidades fundamentadas en su visión de mejoramiento
social y coherente a la hora de generar acciones que demuestren compromiso con
transformaciones reales. Este sistema no necesita reformas, en todo caso en el
camino que explica la utopía, esta solo se alcanza a través de cambios
radicales que den origen a un mundo justo, ético, solidario, libre y respetuoso
con la naturaleza.
[1]
En este Informe se
argumenta a favor de la necesidad de mejorar de manera sostenible las
capacidades de los individuos y las sociedades con el fin de reducir estas
vulnerabilidades persistentes, muchas de ellas estructurales y ligadas al ciclo
de vida.
Extraido de la investigación: EL BUEN VIVIR (SUMAK KAWSAY) UNA ALTERNATIVA PARA TRANSFORMAR
EL MODELO ACTUAL DE DESARROLLO
Un principio facilitador para la Educación Social. Realizada por Juan Perez Trujillo.
Bibliografía:
Huanacuni, F. (2010). Buen Vivir / Vivir Bien Filosofía,
políticas, estrategias y experiencias regionales andinas. Coordinadora Andina de
Organizaciones Indígenas – CAOI
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