¿Estamos preparados para el bombardeo de demagogia política y
manipulación mediática al que a día de hoy estamos expuestos? ¿A qué tipo de técnicas
o estrategias mediáticas obedecen los enfrentamientos políticos actuales?
¿Existe una clara intencionalidad por parte de los partidos políticos de
izquierda y de derecha por polarizar el debate político?
Revisando en la actualidad los contenidos de los medios
masivos de comunicación, nos encontramos con la realidad de que existe un
sector que capitaliza el extremismo y la polarización de los discursos que tanto
hacen uso los políticos de hoy. Es decir, se ha creado de esta realidad un
espectáculo en donde abunda la demagogia, el desprestigio político, la infamia
y las acusaciones con el objetivo de omitir el deber de informar a cambio de
representar una realidad que conviene a intereses particulares de un sector especifico
de poder.
Y es que Guy Debord en su libro La Sociedad del Espectáculo nos presenta una reflexión crítica sobre nuestra sociedad moderna, cabe decir
que dicho libro fue publicado en el año 1967, y ya que fue un análisis
visionario el que creó Debord con este obra, a día de hoy sus letras nos siguen guiando hacia la comprensión de una parte de la actual sociedad de la información y el
conocimiento. En este caso aquella parte ligada a la representación de la
realidad a través del espectáculo.
Según Debord la condición de nuestra vida social autentica se
ha sustituido por una imagen representada, así mismo el autor extiende una
crítica política ligada a la llamada “declinación del ser por tener y de tener
en simplemente parecer” y es ahí en donde nuestros políticos y porque no
decirlo nosotros mismos nos vemos reflejados. Todo este espectáculo se
convierte en necesidad, una necesidad de abstraernos de la realidad, dado que
tal cual es presentada esta misma, puede resultar infame, placentera,
abstracta, efímera. En consecuencia debe alimentarse la sensación de inmediatez,
nada puede perdurar, todo hace parte de una sociedad cambiante, incierta e
individual, no hay tiempo ni ganas para reflexionar, tal como lo describe Zygmunt
Bauman a través del concepto modernidad liquida. En este caso Debord expresaba “El espectáculo es la pesadilla de la
sociedad moderna encadenada, que no expresa finalmente más que su deseo de
dormir. El espectáculo es el guardián de este sopor”